Fichaje del Unicaja Costa de Almería
Todavía con 17 años y una altura de dos metros y cinco centímetros, el canterano Joaquín Cañadas pone el techo al proyecto de Unicaja Costa de Almería de la temporada 25/26, volviendo a casa tras la Permanente y Mintonette.
Era el día 9 de octubre de 2022 cuando Joaquín Cañadas Reina rehacía la historia del club ahorrador, ya que inició un camino que había permanecido intransitado durante un tiempo. Después de varios años, por fin un producto de la cantera era reclamado por la Selección Permanente de Palencia. “Mis objetivos son jugar en la Selección Absoluta y en Unicaja Costa de Almería, además de mejorar mucho como jugador”. Esas fueron sus palabras tres años atrás, al filo de los 15 años. Ahora, a dos meses de los 18 y ya con una altura de doscientos cinco centímetros, cumplirá el segundo de esos deseos. Vuelve a casa el titán verde de futuro… pero también de presente, con un bronce mundial al cuello.
Regresa habiendo cumplido el tercero, ya que ha crecido de modo extraordinario, y está en la dirección correcta para alcanzar el primero, puesto que ha sido uno de los artífices del histórico bronce de España en el reciente Campeonato del Mundo U-19. Lo más importante de todo, no en vano, está en que su ambición le hace tener todavía muchísimo margen de mejora, habiéndola usado para hacer añicos un elemento clave de su personalidad como es la timidez. Joaquín Cañadas tenía como lema con sus antiguos compañeros de cantera en el club verde la palabra ‘actitud’. Jamás lo ha olvidado, más bien la ha abrazado, siendo claves para él los dos años que ha pasado en manos de Manolo Berenguel, en Mintonette.
Estando en la Permanente jugó para Leganés un Campeonato de España juvenil y después eligió tener minutos en Superliga 2, que ha sabido aprovechar muy bien. Ahora, ya sí, siente que es el momento del regreso: “Vuelvo a Unicaja Costa de Almería al sentir que este es un nuevo reto para mí y para mi carrera, y que es el sitio donde más voy a poder aprender”. De hecho, asume lo que tiene al lado: “Borja y Jorge son grandes centrales, que han estado en la cúspide del vóley español, y me gustará mucho aprender de ellos este año, y también está Aleix, con el cual compartí un año en la Permanente y del que también espero aprender mucho”. Central, sí, pero polivalente, no es nuevo para él jugar también de opuesto.
En cuanto a la valoración global del proyecto ahorrador, “este Unicaja Costa de Almería de la 25/26 es muy prometedor y tiene mucha ambición, formado por muchos jugadores muy buenos, experimentados, y con un gran cuerpo técnico, además de jóvenes que llegamos a por todas, y creo que se van a conseguir grandes cosas”. En ese contexto se siente bien, impulsando más aún su proyección como jugador top internacional, así que confiesa estar “muy agradecido por vestir esta camiseta de nuevo”, textualmente. Su huella en el grupo la tiene clara: “Creo que puedo aportar muy buena energía, muchas ganas, mucha ambición, y todo lo que se me pida”. Sumar y sumar, disciplina y más disciplina.
De hecho, las expectativas grupales son las más altas para un Joaquín Cañadas que pone el techo al equipo, con sus dos metros y cinco centímetros, aunque un ‘techo pop up’, al ser posible todavía que crezca algo más. Es rotundo respecto a dónde se puede llegar esta temporada: “Yo confío mucho en este equipo y creo firmemente que las aspiraciones deben ser las máximas; todo lo que nos propongamos, no creo que sea una locura”. Lo dice claro a pesar de conocer la dificultad: “La mayoría de equipos vamos a tener un nivel parecido, lo cual va a hacer que la Superliga sea muy competitiva”. A su juicio, “los equipos que más se han reforzado han sido Guaguas y Soria”, sin descargar a ninguno.
Joaquín asume que “hay clubes que cada vez le meten más dinero a la Superliga”, lo que se toma como algo muy bueno: “Esto hace que se fiche más y que haya un mayor nivel”. Al joven central almeriense, que define su reciente experiencia en el Mundial como “única en mi vida, hasta ahora la mejor que me ha dado el voleibol, muy feliz de haberla podido tener y de haber conseguido la tan preciada medalla”, nadie le separa los pies del suelo, si no es para jugar: “Mi objetivo es aprender lo máximo de mis compañeros y así, en cuanto a la Selección, no solo poder seguir yendo convocado, sino hacerlo jugando”. No pone límites, ni debe, a sus aspiraciones, con facultades de sobra para triunfar internacionalmente.
En cuanto a la afición, reconoce que le haría “mucha ilusión que la grada se llenase, ya que crearía un buen ambiente para el equipo cuando está jugando y, además, para que la gente que está participando se lo pase muy bien”. En ese sentido, su mensaje a la grada va en la misma línea de su ambición: “Este año vamos con todo, ¡es solo cuestión de tiempo!”. Será su casa de nuevo el Moisés Ruiz, desde donde salió hacia Palencia tras iniciarse en el vóley “en mitad de la pandemia”. Cambió el baloncesto por este deporte porque “hubo un amigo que me recomendó probar en Unicaja, y a partir de ahí estuve un par de meses entrenando y al año siguiente jugué, comenzando mi sueño y mis ganas de triunfar en este deporte”.